El uso de la inteligencia artificial se aplica cada vez más en campos como la medicina, la educación, las finanzas, la seguridad, el marketing,  el transporte y particularmente en la industria automotriz donde las posibilidades de su uso son amplias y viables.

Una de las formas en que se aplica esta nueva tecnología es en procesos de producción a través de robots programados para ensamblar partes del automóvil, mediante sensores que detectan el momento exacto en que hay que unir una parte con otra –la caja de velocidades con el chasis, por ejemplo– para que el robot la ensamble; también es posible, a través del mismo mecanismo, instalar tornillos en el motor, etc.

La aplicación de IA en el ensamblado de un auto resulta más precisa y posee menos margen de error que la realizada por mano de obra humana; la función de las máquinas es realizar las tareas monótonas y mecánicas que pueden generar equivocaciones en los empleados pero no en los robots, que a final de cuentas garantizan una calidad que ningún ser humano puede alcanzar, debido a su capacidad superior de ejecutar tareas que exigen mayor sofisticación y exactitud.